jueves, 6 de mayo de 2010

Y no hay guerrero que descanse en ti.




Ahora dime qué te han de ofrecer la tardes perdidas, tu sangre en mi piel. La casa cansada, la manta en el sofá, la tele encendida, las ganas de llorar.
Y ahora dime qué te van a dar la paz en tu vientre, el fondo del mar. Gaviotas cansadas, mi sombra en el sofá, la brasa encendida, las ganas de matar.


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